El pasado miércoles la Cámara de Representantes de Estados Unidos, de mayoría demócrata, aprobó por una apabullante mayoría la convocatoria a un juicio político con la finalidad de destituir al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, bajo la acusación de cometer traición, luego de develarse que supuestamente habría coaccionado a su homologo de Ucrania Volodomir Zelenski con la negación de recursos militares avaluados en 400 millones de dólares, si Kiev no colaboraba con una investigación contra Hunter Biden, hijo del ex vicepresidente y pre-candidato presidencial demócrata Joe Biden, por su participación accionaria en la empresa ucraniana de gas natural Burisma.
A esta se le suma dos acusaciones adicionales: una, según reza la resolución, por anteponer sus intereses personales al bienestar de la nación norteamericana y otra por evitar que el Congreso llevara el juicio en su contra.
Con una votación de 230 representantes a favor, 197 en contra y 1 representante declarado en abstención, el órgano legislativo aprobó luego de una larga jornada de deliberaciones en las que se daba el visto bueno al enjuiciamiento al primer mandatario, hallándolo culpable de dos de los tres delitos de los que se le acusa.
La votación a favor estuvo compuesta básicamente por la mayoría del Partido Demócrata que domina la Cámara Baja, aunque sorpresivamente dos representantes republicanos -partido del presidente Trump- se unieron a quienes aprobaban la comparecencia y posterior destitución del cargo del polémico dirigente quien busca la reelección en las elecciones que se llevarán a cabo en noviembre del año entrante.
Ahora, el proceso de juicio contra el gobernante de la nación más poderosa del mundo deberá continuar en el Senado, en donde se requerirá mínimo que se superen los dos tercios de la Cámara Alta para que sea efectiva la separación del cargo del presidente de los estadounidenses. Sin embargo, esta medida podría fracasar en este hemiciclo, dado que en el Senado norteamericano, el Partido Republicano es mayoría y varias de sus figuras publicas han asegurado que votarán en bloque en contra de la medida, con lo que la resolución de la Cámara de Representantes queda sin ningún efecto.
Luego de conocerse la decisión del Congreso, Trump, quien actualmente adelanta la pre-campaña de su proceso reeleccionista se fue lanza en ristre contra sus opositores a través de su cuenta de Twitter, donde acusó a los demócratas de querer destruir a la nación imponiendo, según el mandatario, ideas socialistas para tomar por asalto el sistema democrático norteamericano.
La portavoz de los demócratas en el Congreso, Nancy Pelosí, no se quedo callada y mediante una misiva enviada a la bancada republicana, acusó a estos de estar minando la democracia y trayéndole sufrimiento a los estadounidenses al avalar al Presidente Trump, quien para los demócratas es “una amenaza interna a la seguridad nacional”, según recopila Infobae.
Con el llamado al proceso de ‘impeachment’ contra Trump, este se convierte en el cuarto mandatario estadounidense al que se le aplica esta medida. Al primero que se le llamó a juicio político fue al entonces presidente Andrew Johnson en 1868.
Johnson, quien había asumido el mando luego del asesinato de Abraham Lincoln, fue llevado a juicio en el legislativo luego de derogar varias medidas que su antecesor realizó en pro de los esclavos del sur, posterior a la Guerra de Secesión, así como brindar múltiples concesiones a lideres militares de los Estados Confederados Sureños y destituir deliberamente a varios funcionarios de su gabinete sin la aprobación del Congreso. Este proceso fue el que más avanzo en la destitución, pero no prospero a falta de un voto para equilibrar las cargas entre quienes estaban a favor y en contra.
El segundo proceso de juicio político en la historia estadounidense fue contra el entonces mandatario Richard Nixon en 1972, esto por el escándalo denominado “Watergate” en el que se revelaron varios interceptaciones ilegales contra el Partido Demócrata con la finalidad de que Nixon usará esta información para buscar la reelección perjudicando a la oposición. Esta medida también tenia las mayorías para prosperar, pero Nixon se adelantó al Congreso anunciando su renuncia el 8 de agosto de 1974, siendo, hasta la fecha, el único dirigente de esta nación que ha dejado el cargo voluntariamente.
El tercer caso, que también fracaso en su intención, fue contra el presidente Bill Clinton en 1998, esto por el escándalo que ocasionó la revelación de que el entonces mandatario mantuvo múltiples encuentros sexuales con la practicante de la Casa Blanca Monica Lewinsky en la residencia gubernamental, así como sus intentos de tratar de negar estas acusaciones de infidelidad y de intentar coaccionar a su partido, el Demócrata, para que bloquearan toda investigación en su contra por la realización de estas relaciones extra matrimoniales.
Al final, el juicio fue suspendido por el apoyo de diez congresistas republicanos contra la medida de destitución, aunque las consecuencias vendrían después con el distanciamiento que tuvo con su esposa, la ex secretaria de Estado y ex candidata presidencial demócrata Hillary Clinton y la contundente derrota de su colectividad que tuvo en el año 2000, cuando las elecciones presidenciales fueron ganadas por el republicano George W. Bush.
Se espera que este proceso inicie formalmente en el mes de Enero de llegarse a dar la convocatoria en el Senado, aunque esto no le ha hecho daño alguno al presidente Trump.
Una reciente encuesta publicada hoy por el diario ‘USA Today’, reveló que después de conocerse el llamado a juicio político, la intención de voto de los estadounidenses a favor de Trump se dispararon en la totalidad del país, superando por entre 3 y 10 puntos a sus eventuales competidores demócratas, el ex vicepresidente Joe Biden, los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren, el dirigente local de Indiana y ex militar Pete Buttigieg (primer aspirante presidencial estadounidense declarado abiertamente gay) y el ex alcalde de Nueva York y empresario Michael Bloomberg.
A esto se le suma la reducción de los margenes de desaprobación que el republicano ha tenido en el ultimo año, como resultado de la reactivación económica interna, la generación de puesto de empleo en zonas rezagadas del país, la disminución de la tasa de desempleo al indicador más bajo desde la década de 1970 y la reducción de los inmigración de distintos países hacia la nación norteamericana.