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De confidente a acosador

Marcela nunca se imaginó que en ese lugar silencioso y con esa persona a la que le había confiado temas íntimos, viviría el momento más desagradable de su vida hasta entonces; ese hombre, que en algún momento fue su confidente, meses después se encontraría pagando una condena en la cárcel más temida de Bogotá.

Por Valentina Rodríguez 

En la biblioteca de un colegio femenino de la capital de Colombia, se encontraban las estudiantes del grado noveno en clase de español. Su profesor un señor delgado, con gafas, amable y jocoso dictaba la clase como de costumbre. Al sonar el timbre que anunciaba la salida a recreo, las alumnas empezaron a recoger todo para abandonar el lugar e ir a la cafetería a comer. Sin embargo, el educador le pidió a una de ellas que se quedara para revisar su cuaderno, ella que en su inocencia lo vio como un acto normal y a pesar de sentir que el momento iba a ser incómodo por situaciones que habían ocurrido anteriormente con él, se quedó sin hacer reproches, pues era el profesor. Lo que ella nunca se imaginó es que en ese lugar silencioso viviría el momento más desagradable de su vida hasta entonces.

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Es la noche de un viernes de octubre, la cita es en su casa, aunque no precisamente para salir a bailar. Es la primera vez que Marcela habla con una persona diferente a su núcleo familiar sobre lo sucedido con su profesor del colegio ya hace 7 años.


Ella luce un poco cansada, en su cara se ven los rezagos de una semana llena de trabajo y de su diario vivir como madre de una niña de 4 años, pero su sonrisa permanece intacta. Antes de iniciar la conversación se encuentra animada, riendo y haciendo bromas, características habituales en ella, según sus familiares.

Todo cambió cuando iniciaron las preguntas. La ansiedad se apoderó de sus manos que no paraban de mover el anillo que llevaba puesto en su mano derecha, una mirada perdida ayudó a recordar los detalles del mal rato que pasó cuando era tan solo una niña de 15 años y así empezó a contar su historia.

¿Cómo empieza la relación no académica con dicho profesor?
Éramos un grupo de 8 amigas en el colegio y la verdad nos gustaba mucho la recocha. Nosotras con tal de no hacer clase, hablábamos de otros temas con Diego, quien era nuestro profesor de español, mientras las demás hacían los trabajos que él dejaba. Fue así como nos volvimos amigos.

Esa confianza generada entre el profesor y el grupo de amigas dio paso a más cosas, una de estas, que tuvieran acceso al celular del docente, donde según Marcela, un día encontró fotos de alumnas de grados más avanzados de esa misma institución en ropa interior, hecho que el grupo de amigas pasó por alto, pues nunca lo denunciaron.

‘‘Como éramos tan niñas no lo veíamos tan grave, pero después de que pasó lo que me pasó, me dolía muchísimo, me sentía muy mal’’.

La amistad que se había formado en las instalaciones de un colegio trascendió a las redes sociales con la solicitud de amistad por parte del profesor a su alumna en Facebook, la cual ella aceptó.

“No vi nada malo, porque otras compañeras ya lo habían aceptado’’.

Pero allí en el chat de esta red social empezarían las insinuaciones del profesor, quien mostraría entonces lo que verdaderamente esperaba o quería obtener de esa inocente amistad que aparentemente tenía con sus alumnas.

¿Qué tipo de cosas hablaban por Messenger?
Al principio, al igual que en el colegio, hablábamos de temas de mi vida y de la suya. Hasta que un día dijo que me podría estar ayudando a pasar su materia sin yo hacer nada académico, esto a cambio de que yo le enviara fotos de cualquier tipo, según él, porque yo le parecía muy linda, le dije que no y entonces me propuso hacer una videollamada, a lo que también me negué y terminé por eliminarlo.

Aunque su amistad en redes digitales había terminado, en el colegio todo seguía igual. Un día como cualquier otro, durante la clase de español en la biblioteca del colegio, ella estaba hablando con sus amigas, acerca de que se había golpeado la pierna y fue entonces cuando se subió un poco la falda para mostrarles. ‘‘Él estaba ahí y vio mi pierna cuando me levanté la falda’’. Aseguró Marcela. Finalizando la clase, el profesor le pidió que se quedara para revisar la tarea, y aunque ella se sentía incómoda de estar a solas con él por las conversaciones que habían tenido vía messenger, se quedó.

¿Qué pasó en la biblioteca?
Cuando todas se fueron yo me devolví a sentarme y a buscar mi cuaderno. Levanté la mirada para mostrarle la tarea, él tenía los pantalones abajo, en las rodillas y … (Hace una pausa y un escalofrío pasan por su cuerpo antes de terminar la frase) … El profesor se estaba masturbando.

¿Qué sintió y cómo reaccionó usted al ver lo que él estaba haciendo?
Me asusté muchísimo, pero sabía que nadie me iba a creer si yo contaba lo que estaba pasando. Yo tenía un celular con cámara y lo empecé a grabar. Al profesor parecía que le excitaba más el hecho de que yo lo estuviera grabando y seguía haciéndolo, no le importaba, yo le grabé la cara y todo, después guardé el celular y salí corriendo a contarle a mis amigas.

No le conté a las directivas del colegio en ese momento porque tenía nervios, yo era muy pequeña, tenía 15 años y nunca había tenido un novio, ni ningún acercamiento a un hombre. La verdad no sabía qué hacer y sentía más apoyo de mis amigas en ese momento, de mostrarles el vídeo y contarles todo.

¿Cuál fue la reacción de sus amigas y qué dijeron estas?
Se burlaban, no sabían tampoco qué decirme, nos reíamos todas porque yo estaba muy nerviosa. Empezaron a hacer chistes, pero yo la verdad estaba muy nerviosa, me sentía mal, pero tampoco llegué a pensar en contarle a mis papás. Después, empezaron a decirme que lo chantajeáramos, que le dijera que ya todas se habían enterado y que para no mostrar el vídeo nos tenía que pasar las respuestas de los exámenes finales, pero no solo de la materia que él dictaba, sino que debía ayudarles con otras.

Aprovecharse de la situación fue una idea a la que Marcela no le prestó mucha atención en ese momento, sin embargo, le quedó dando vueltas en la cabeza. Después del mal rato en la biblioteca, ella ya no quería mirarlo a los ojos, tampoco se atrevía a hablarle, por lo que veía lejana la posibilidad de realizar eso que sus amigas le habían propuesto. Hasta que un día él decidió acercarse para pedirle que no mostrara el vídeo a nadie. Fue entonces cuando vio la oportunidad perfecta para hacer el chantaje al cual Diego tuvo que acceder por la gravedad de sus actos. Así pasaron las cosas, ellas tenían las respuestas y él la tranquilidad de que aparentemente nadie se iba a enterar. Sin embargo, ninguna de las dos partes sabía que les habían tendido una trampa, y un llamado al despacho de la directora daría a conocer toda la verdad.

¿Cómo se enteran las directivas de todo lo que estaba pasando?

Como él nos iba a ayudar con varias materias, le insistía constantemente a los otros profesores para que le pasaran las respuestas del examen final de nuestro curso, ellos sospecharon de su extraña actitud y se pusieron de acuerdo para darle las respuestas equivocadas y poder descubrir lo que estaba tramando. Así caímos todas, pues teníamos las mismas respuestas que le habían dado a él, por lo que las directivas empezaron a indagar y sin querer empezaron por mí.

¿Qué pasó en la oficina de la directora?
Yo la verdad conté todo y mostré el vídeo. Dije que él había propuesto darnos las respuestas si no mostrábamos la grabación a nadie. La directora me pidió disculpas y dijo que eso jamás había pasado en el colegio, luego llamaron a mis compañeras para confirmar la historia, nos reunieron a todas para preguntarnos si estábamos de acuerdo con que expulsaran al profesor y que ya todo se quedara así o que, si queríamos contarles a nuestros papás, yo fui la única que dijo que quería contar todo por lo menos a mis acudientes, las demás dejaron así y sus padres nunca se enteraron de nada.

¿Qué dijeron sus familiares al enterarse?
A ellos los citaron un sábado en el colegio, precisamente para que mi papá no supiera quién había sido el que me había acosado para evitar problemas. Mi papá le dijo a la directora que debían denunciar a Diego y si ellos no lo hacían, él denunciaba tanto al colegio como a la persona que aparecía en el video, entonces el colegio tomó la decisión de demandar al profesor.

El proceso de demanda se hizo de manera discreta, razón por la que el profesor incriminado no se enteró del proceso en su contra hasta el día de su captura, la cual se dio en las instalaciones del colegio cuando ya se había terminado las clases. 12 años en la cárcel La Modelo fue la condena que dictó el juez al hombre que estaba asediando a las alumnas de este colegio femenino. Una pena que en principio parecía justa para la demandante, pero que tres años después empezaría a parecerle demasiado, por lo que decide retirar la demanda y no continuar con el caso.

¿Por qué retira la demanda si usted fue víctima de acoso según la ley?
Son varias las razones, entre ellas que un día la mamá me envió una carta pidiendo que lo perdonara, que lo sacara de allá donde él estaba y en la que también decía que ella estaba sufriendo mucho porque él era hijo único. Me dio mucho pesar. Además, en el colegio me estaban haciendo demasiado bullying y también porque ya estaba aburrida de tener que ir cada cierto tiempo a la Fiscalía para declarar, por eso decidí quitar la demanda a los 3 años. Igual ya sentía que era justo el tiempo que llevaba y que con eso él ya iba a sentar cabeza.
La verdad yo lo perdoné y sentí que él ya con esos tres años iba recapacitar de lo que había hecho, además me daba mucho pesar con la mamá.

¿Quién y por qué le hacían bullying en el colegio?
Bueno, lo que más me parecía injusto era que lo hicieran profesores. Por ejemplo, la profesora que lo reemplazó era amiga de él y aunque yo hacía todos los trabajos, me esforzaba y demás, siempre me ponía mala nota, no le gustaba nada de lo que yo hacía y no me dejaba pasar la materia, hasta que un día yo tuve la oportunidad de decirle que ojalá al hijo que ella tenía, nunca le fuera a pasar algo parecido. Después de eso cambió un poco su forma de ser conmigo. Por otro lado, mis compañeras de clase también me molestaban mucho, como el profesor era tan cercano a ellas me decían que yo era la que me le había insinuado, que yo tenía la culpa de todo y me trataban muy mal.

Lo que Marcela no sabía en ese entonces era que realmente el profesor no había sido liberado a los tres años cuando ella retiró la denuncia y que este se sigue comunicando con estudiantes del colegio desde la cárcel. Es el caso de Paola, quien también estudió en dicha institución cuando Diego aún era profesor de español y que conocía pocos detalles del caso; al igual que con Marcela, este hombre se contactó con ella por medio de redes, en donde le cuenta a Paola que aún sigue en la cárcel pagando una condena por proxenetismo infantil, esto según declaraciones que la exalumna dio a DATÉATE.

‘‘Al no entender porque lo habían acusado de algo tan grave si hasta donde tenía conocimiento había sido un caso de acoso, me atreví a preguntarle porque su condena era por proxenetismo’’ a lo que él le contestó, según Paola, que la Fiscalía le había encontrado fotos de mujeres desnudas en su computador y había dicho que eran de menores de edad. ‘‘Diego se justificó conmigo diciendo que la verdad era que él aparte de ser profesor, también trabajaba haciendo fotografías de desnudos a universitarias las cuales catalogaba como ‘modelos webcam, pero que todas eran mayores de edad. Razones por las que me decía, le parecía injusta su condena’’.

En un principio Paola sintió pena por el que había sido su profesor, pero los sentimientos fueron diferentes cuando este hombre empezó a cambiar el tema de conversación por uno más íntimo. ‘‘Yo estaba interesada en escuchar su versión de la historia, pero él empezó a decirme que estaba muy bonita y que, si quería, cuando saliera de la cárcel, podíamos quedar para hacer unas fotos’’. Estas insinuaciones y la insistencia de su ex profesor por hablar de otros temas, hicieron que Paola lo eliminara y bloqueara, ‘‘No quería ser una más de sus víctimas’’, asegura Paola.

Al parecer la historia terminaría allí, debido a que ni Paola, ni Marcela sabían sobre aquel hombre que en algún momento las estuvo acosando, pero justo un día después de hacerle la entrevista a Marcela, ella recibe un mensaje en Facebook de Francisco, su antiguo profesor de inglés, quien fuese colega de Diego cuando este trabajo en el instituto femenino. En el mensaje, se encontraba la captura de pantalla de una conversación entre los antiguos profesores, donde el detenido le pedía ayuda al otro para contactarse con Marcela. ‘‘Francisco, le podrías enviar un mensaje a Marcela preguntándole si es posible que me pueda comunicar con ella, ya que mi abogado desea hablarle sobre un documento que pienso me puede ayudar a salir de esta situación’’.

¿Marcela, qué sintió usted al ver ese mensaje?
Me dio un poco duro saber que está allá y enterarme que no lo habían liberado a los 3 años como yo creía. La verdad me dio embarrada por él, pues ya son 7 años los que lleva en esa cárcel, no entiendo muy bien porqué sigue privado de la libertad, si yo las últimas veces que fui traté de ayudarlo.

¿Qué piensa hacer, lo va a ayudar?
Pues si lo quiero ayudar y le voy a dar la firma para que él pueda salir de allá.

Hasta el momento Marcela solo le ha contestado a su antiguo profesor de inglés que está dispuesta a ayudar, pero este no ha dado respuesta alguna sobre lo que deba hacer o con quien se deba contactar para firmar el dichoso papel que le puede dar la libertad a ese hombre que, aprovechándose de su cargo como docente, por un tiempo la estuvo acosando, y no solo a ella sino a más estudiantes de aquel colegio femenino.

Es importante resaltar que Marcela no tiene conocimiento de lo que pasó con Paola, debido a que esta última pidió que no se le contara nada, las razones se las reservó.

Los nombres reales de las personas fueron cambiados por petición de las víctimas.

| Nota del editor *

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