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Entre pescados de oro e ideas que germinan: la vida de Filipe de Brito Brandão

Este microbiólogo portugués ha hecho aportes importantes en su campo en el país, actualmente es profesor de la Universidad Nacional.

Datéate 48

Por José Sánchez. 7mo semestre

Pedro Filipe de Brito Brandão por fin recibió la respuesta: temía leer la misiva que durante 6 meses había esperado, una carta que decidiría su futuro. Desde la Fundación de Ciencia y Tecnología de Portugal, Brandão recibió un no a su solicitud de beca de postgrado, y a partir de esta decepción tomó manos en el asunto y no se negó a la oportunidad de viajar por Europa, de lo cual fueron testigos las ostentosas y adoquinadas calles de Oporto; las aguas del Duero, que al igual como hacen crecer las cepas del vino de Oporto, dieron paso a uno de los investigadores que hoy buscan que la vida y el futuro germinen en todos sus sentidos. 

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No alejado de la curiosidad que sintió Aureliano Buendía por ese cristal, frío y brillante, que lo llevó a recordar frente al pelotón de fusilamiento las remotas historias de ese Macondo que vio crecer la modernización en Colombia, Filipe, a sus 11 años, vivió la misma sensación que el coronel en su infancia frente al pedazo de hielo.

Al paso por un hospital, él sabía que quería eso, una túnica abierta que cubría de hombros hasta la cintura, y a veces hasta las rodillas, a los hombres y mujeres que veía pasar por el lugar. Quizás pudo ser carnicero, profesor e incluso médico, pero su curiosidad lo llevó a vestir las batas de un científico, y más tarde, a convertirse en un investigador interesado por la microbiología.

Él no deja atrás su primera experiencia y acercamiento a la curiosidad, tanto que aún menciona en sus clases de microscopía, la preparación de cáscaras de cebolla, la letra “f” y su acercamiento a ese microscopio gris con oculares negros, que lo llevó a conocer las manifestaciones ópticas de la ciencia y la vida, más allá de lo que percibe el ojo humano.

Como si fuese un soneto de fuego y pasión en pluma de Luis Camoes, o un compendio de relatos bíblicos partidos del escepticismo de José Saramago, Brandão quiso respuestas al rechazo de la solicitud, y tras conocer una falla en su hoja de vida, en razón de su corta experiencia laboral, pidió una reconsideración y seis meses después volvió a la ciudad inglesa a donde le enviaban sus libros de microbiología en época de universidad, y finalizó una pasantía de pregrado que desafió su acento, lengua y curiosidad. La universidad de Kent en Canterbury, le abrió de nuevo las puertas a este personaje que buscó respuesta a sus preguntas en Darwin, Pateur y Sagan.

Los microorganismos son seres vivos que no se pueden observar a primera vista, pues es necesario un microscopio. Si no fuera por los microorganismos no funcionaría la vida, por eso la Administración Nacional de la Aeronáutica   y del Espacio (NASA) envía carros al espacio en búsqueda de vida, no de marcianos, si no de formas microscópicas en esos planetas. Los microorganismos son un sistema biológico, entes fundamentales desde la degradación de una manzana hasta los procesos de fermentación de levadura que manipula el panadero de la esquina.

Los microorganismos participan en unos ciclos biogeoquímicos que tienen que ver con todos los ciclos del oxígeno: hidrógeno, nitrógeno, azufre, elementos fundamentales para las moléculas orgánicas. Un ejemplo que siempre les doy a mis estudiantes de microbiología para que entiendan el factor de los microorganismos, es el ciclo del nitrógeno:  existen una serie de microorganismos que están asociados a las plantas y cumplen el papel de fijar el nitrógeno (N2); mas 70% de gas que respiramos es N2 y el 24% es oxígeno (O), es importante porque ese N2 se convierte en amoniaco, y ahí es donde identificamos una enzima importante en el proceso del nitrógeno, nitrogenasa, e incluso de forma metafórica se dice que si recogiéramos todo los organismos que tienen nitrogenasa del planeta, podríamos llenar un balde con esas enzimas: es un poco dramático, significa que dependemos de un balde para que la vida funcione, para que el ciclo del nitrógeno funcione”.

Facultad de Ciencias, Universidad Nacional de Colombia

En el cuarto piso del departamento de química de la Universidad Nacional, se encuentra la habitación 405, en donde a primera vista se observaría el cuarto de alquimia, a donde bien podría regresar el coronel Aureliano Buendía a fundir las monedas coloniales de oro de Úrsula y a tallar nuevamente las agallas, escamas y ojos de pez, una y otra vez, para cambiar los pescados de oro. La puerta de madera da paso al umbral en donde resalta una balanza cubierta por cuatro cristales, una reliquia que a primera mirada recuerda el oro de los pescaditos y que al detallarla no pasa de ser un metal más, propio de un recuerdo del maestro portugués a su llegada al país del realismo mágico, como lo menciona.

La llegada de Brandão a Colombia fue una decisión para establecer su caparazón, como lo comenta. A punto de terminar su experiencia en Canterbury conoció a un profesor alemán, que estaba en Inglaterra de año sabático, que le propuso postularse a una beca de postdoctorado en Alemania. Con un contrato como investigador aportó desde la microbiología para el desarrollo de una patente para transfusiones químicas. Tras trabajar dos años en España, en Andalucía, llegó a Colombia en 2006 a la Universidad Nacional, donde le permitieron continuar sus investigaciones.

Ideas que germinan

Junto con los profesores investigadores de la Universidad Nacional Eliana Catillo Serna, Jesús Alberto Agreda Bastidas, Kochikpa Ariman Okio y un grupo de estudiantes, Brandão pertenece al grupo de investigación (GERMINA), (Grupo de Estudios para la Remediación y Mitigación de Impactos Negativos al Ambiente), que se encarga de buscar las condiciones adecuadas para que la vida germine.

Arsénico en el medio ambiente

El Arsénico (AS) es un metaloide existente en las betas donde se hace explotación de oro con mercurio. Es posible encontrarlo en formaciones geológicas, en combustibles fósiles, en la quema de petróleo de forma antropogénica, así como en herbicidas, pesticidas, agentes para el control de plagas, suelos acuíferos, ríos y océanos, y es cancerígeno. 

“Unas de mis primeras investigaciones en colaboración con docentes y estudiantes en Colombia se encargó de buscar genes en resistencia al arsénico en suelos donde creíamos que podría existir este metaloide, zonas agrícolas de la sabana, en Madrid y Mosquera donde se cultivan vegetales regados con el agua del Río Bogotá como acelgas y cebolla cabezona”.

De manera que, por medio de muestras de sedimentos del suelo, de líquidos del Río Bogotá y de cultivos de la zona, identificamos dos colonias microbianas dentro del ADN con genes resistentes al arsénico”.

Durante el proceso de laboratorio participaron 10 millones de colonias, que fueron disminuyendo tras el progresivo aumento de la cantidad de arsénico, hasta llegar al punto donde fue posible encontrar las colonias con los genes resistentes. Claro está, este proyecto no fue muy innovador, pero contribuyó a la recopilación de procesos y a la construcción de un banco microbiano.

Proyecto de biofiltración         

Durante mi año sabático un amigo que trabaja como microbiólogo para la industria, me preguntó: -Oiga Filipe, ¿ustedes no tienen malos olores allá en Colombia?”

Y en medio de una carcajada nació el proyecto de biofiltración.

Por norma, cada industria debe tener su planta de tratamiento de aguas residuales para controlar el impacto de la contaminación en el medio ambiente. Durante estos procesos la materia orgánica libera gases como amoniaco y ácido sulfúrico (H2SO) que producen olores fuertes que afectan a los trabajadores de las zonas industriales y a los vecinos de los territorios urbanizados aledaños.

Brandao, en compañía de una estudiante de doctorado de la Universidad Nacional, patrocinada por Colciencias y la Universidad Santo Tomás, avanzan en la creación de un biofiltro que permitirá que los gases se combinen con microorganismos que una vez tomen el H2SO, lo metabolizarán para transformarlo en moléculas más inocuas para el medioambiente. Este proyecto busca mejorar la relación entre la comunidad y la industria, además de reducir el impacto de gases nocivos para la vida.

“Es importante este proyecto, ya que buscamos que sea aplicable para la industria, en este caso en particular para la cervecera Bavaria. El problema radica en que durante años la relación entre la industria y la academia no ha sido tan efectiva, ya que el sector empresarial teme invertir en este tipo de proyectos, miedo que por fortuna se ha ido disipando, y esperamos que la industria también aporte a la producción de ciencia en el país”.

Actualmente el proyecto de biofiltración está en fase de laboratorio y contiene rublos otorgados por Colciencias y por las universidades involucradas en la investigación.

El futuro del Cacao

Yo sé que los microorganismos están en todos lados, pero no tenía en cuenta que se encontraran en las paredes ¿por qué? Las paredes son ambientes muy extremos, tú puedes sacar un pedazo y quizás no podrías recuperar microorganismos, pensando que ellos estarían en valores de pH de alto estado alcalino”.

En este proyecto, adelantado en compañía de estudiantes de postgrado, semilleros y profesores, se busca, en una primera fase, tener acceso a muestras de metales para ubicar los microorganismos que producen carbonatos de calcio que son los encargados de dar rigidez a las paredes.

“El factor es mejorar la parte de los cementos y suelos, de modo que ojalá, sea posible aplicar este conocimiento, como lo quiere Corpoica, e incluso se está trabajando para hacer bioremediación de suelos contaminados con cadmio (Cd), que afecta mucho al país en lo referido al mercado del cacao”.

“Esta es una planta que absorbe mucho Cd, que se acumula en el fruto, y si los niveles son muy altos, llegan a ser tóxicos al momento de extraer sus derivados. Las exportaciones se ven afectadas, ya que Europa tiene unas leyes muy estrictas que exigen que los niveles de Cd en el cacao tengan cierto valor, y los cacaos de Colombia sobrepasan esos niveles, una desventaja para esta industria que está iniciando. Colombia podría perder un mercado muy bueno: el límite para que el país mejore en materia de suelos para este propósito es el presente año”.

El patrocinio del proyecto lo perseguí por 4 años en tres intentos, hasta que, en el último semestre de 2018, Colciencias nos evaluó y quedamos en tercer puesto entre casi 300 proyectos dentro de la rama de crecimiento verde. Nos financiaron para apoyo a estudiante de doctorado, equipos y materiales para ejecución del proyecto”.

El papel de Pedro Brandao en Colombia es acompañar a los estudiantes, motivarlos para que no abandonen la investigación, y lograr becas para patrocinar investigaciones dentro de Colfuturo y Colciencias. Aunque, como lo menciona, no se preparó para ser profesor, tiene claro que el futuro es de insistencia y esfuerzo, y que llegó al país del realismo mágico para que más de uno sienta curiosidad por el hielo.

| Nota del editor *

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