Por: Paula Andrea Galeano Diaz – Johan Sebastián Cárdenas Pardo.
Colombia, un país en donde la violencia y el conflicto armado ha sido el protagonista principal de una historia que ha marcado la vida de miles de colombianos, tanto de las víctimas como de los propios intérpretes de la guerra. Son más de 50 años de conflicto armado en el territorio nacional en donde las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC – EP) siempre buscaban reclutar jóvenes de bajos recursos en diferentes municipios del país para poder fortalecer su ejército, con el fin de poder lograr todos sus objetivos que han ido cambiando con el pasar de los años. Acá conoceremos a Alias “Xiomara”. Una mujer a la que una decisión, la llevo a formar parte de esta organización al margen de la ley y en la que su vida cambió drásticamente, llevándola a perderlo todo.
Miriam Castro conocida por alias “Xiomara “, quien actualmente tiene la edad de 42 años. Oriunda del departamento del Meta, entro por decisión propia a la guerrilla teniendo en ese momento tan solo 11 años de edad, siguiendo a su hermano mayor de 15 años de edad que también se unió en busca de un futuro mejor. Posteriormente se unieron sus hermanos menores que en esos momentos tenían 12 y 10 años de edad. Ya que ellos venían de una familia de escasos recursos, por lo que para ellos fue su única salida para obtener dinero y así salir de la situación tan compleja que vivían.
Ella nos cuenta que sus primeros años en la guerrilla fueron demasiado duros, en el que resalta el exigente entrenamiento militar a los que ellos eran expuestos día a día, con el fin de mejorar sus habilidades físicas y mentales preparándolos para una guerra en la que ellos nunca se imaginaron vivir ni en sus peores pesadillas. El anhelo de estar con su hermano evitó su prematura salida ya que para sus compañeros era muy pequeña é inmadura por lo que la subestimaban pensando que sería un blanco fácil para las líneas enemigas.
El proceso de adaptación fue muy difícil para ella. Myriam nos mencionaba que las condiciones climáticas no eran muy favorables. El tener que marchar bastantes kilómetros con cargas muy pesadas, que, para ella, doblaban su peso, era muy desgastante. Su papel dentro de la organización se limitaba a ayudar en la cocina, en los cultivos y en la enfermería atendiendo a sus compañeros heridos en combate o que se enfermaban por el estilo de vida que tenían.
Hasta que cumplió 15 años de edad fue vista físicamente apta para el combate, se sometió a un curso exhaustivo de fuerza militar, polígono y destrezas de defensa convirtiéndola en una pieza fundamental para el frente al que pertenecía. Bajo tanta presión pensó en abandonar la guerrilla, aun siendo consciente de que la podían catalogar como desertora, ella recuerda unas palabras que le dijo un compañero: Usted se va y lo primero que hacen es buscarla para matarla. En ese momento, optó por continuar en esa aventura junto a sus hermanos.
La resiliencia en combate y el amor por la vida eran dos conceptos claves que estaban encriptados en su memoria. El miedo a morir o salir herida en combate la perseguían a diario, para ellos, era difícil saber qué día iban a ser bombardeados o acribillados por el ejército. La guerrilla se caracterizaba por ser una tropa móvil, táctica militar que implementó “Manuel Marulanda Vélez” líder y fundador de las FARC. Operaban por comandos de tres unidades especiales que se encargaban de tomar bases militares y puestos de policías garantizando el control en las zonas a las que llegaban.
Myriam resalta cómo la guerrilla contaba con unas normas internas las cuáles permitían el correcto funcionamiento de la organización. Su orden se fundamentaba en un reglamento de régimen disciplinario en donde se contemplaban faltas y delitos los cuáles acarreaban castigos y fuertes sanciones. Dentro del reglamento ellos consideraban delitos graves la violación de mujeres tanto de la organización como de la población civil. Es por esto que su papel pulcro en el bloque oriental de las FARC le permitió convertirse en una actriz importante, escolta del círculo especial de Alias el “El Mono Jojoy” uno de los más importantes y sanguinarios líderes del grupo armado.
Su rol dentro del círculo personal del líder guerrillero era el de garantizar la seguridad del mismo, ya que, para la organización, era muy importante la vida de él, por lo que tanto ella como sus compañeros, se encontraban en una situación de riesgo muy alta. Ella no se imaginó pasar de ser una simple ayudante en la cocina y un blanco fácil a ser una de las personas de más entera confianza del ”Mono Jojoy”.
Vivió en carne propia los estragos de la guerra. Vio a muchos compañeros morir de todas las formas posibles y por haber, por lo que, a esas alturas de su vida, ya estaba acostumbrada a las escenas terroríficas en la que los cuerpos desmembrados, compañeros y soldados agonizando quedaban después de un bombardeo o de un enfrentamiento con el Ejército Nacional. Pero un hecho que la marcó fue la muerte de su hermana menor, que en esos momentos tenía 17 años. Vio como fue herida y posteriormente secuestrada por el ejército colombiano, según palabras de Miriam: fue violada por hasta 30 soldados, torturada y empalada. Este hecho le generó un trauma, ya que observó el cuerpo de su hermana totalmente podrido y mutilado. En esos momentos, a Miriam se le aguaron los ojos mostrando un sentimiento de tristeza al recordar esa situación tan horrible que tuvo que vivir en sus años de servicio como militante de las FARC.
Pero su experiencia en la guerrilla no fue del todo malo, ya que ella recuerda con mucho cariño el compañerismo y la hermandad que formó con muchos compañeros en el que se apoyaban en todos los aspectos. Ella misma describe esto como si fueran una familia. Conoció el amor y el dolor de una ruptura sentimental que nunca antes había experimentado y que la llevó a tomar en consideración el quitarse la vida. El consejo y el apoyo de aquellos a los que veía como familia, la hicieron salir de esa crisis emocional y esto la ayudo a formarse como mujer, dejando atrás esa etapa de niña con la que había llegado a las FARC, tomando actitudes más maduras que la hicieron fortalecerse mental y psicológicamente preparándola de mejor manera para su rol dentro de la organización.
Después de tantos años de enfrentamientos con el estado, en que la pila de cadáveres crecía de manera abismal, dejando muy mal parado al gobierno nacional con respecto a la forma en como manejaban el conflicto armado. Llegaron las negociaciones con los líderes de las FARC en la Habana, Cuba. Esto significó un avance social para el país y una nueva oportunidad para personas como Miriam Castro de poder reincorporarse a la sociedad y tener la posibilidad de comenzar de cero un nuevo estilo de vida.
Las FARC según el punto de vista de Miriam: siempre fue el buscar la salida al conflicto. Ella fue testigo de diversos intentos de negociaciones que nunca se pudieron concretar. Así que no le sorprendió cuando finalmente se anunciaron los diálogos de paz entre el gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos y las FARC. Aunque para nuestra protagonista no fue el mejor acuerdo ya que según su experiencia el estado los estaba masacrando aun estando desarmados, pero a la final estuvo de acuerdo con que se diera ese paso hacia la paz y la legalidad.
Una vez finalizados los diálogos que culminaron con la firma del tratado de paz, el proceso para la reintegración a la sociedad por parte de Miriam no fue fácil. Fue un proceso de miedo e incertidumbre al no saber que podía hacer el gobierno en contra de ella, temía por su vida y no salía mucho a las calles, pero con el tiempo, dejo del lado el miedo, y sintió de a poco como volvía a nacer. Pudo volver a reencontrarse con su familia que durante años no veía y con la que perdió contacto en su tiempo activo como guerrillera por lo que fue muy emotivo para ella ese momento y a día de hoy, disfruta el tiempo con ellos y siente un alivio el poder estar viva para poder vivir este momento.
Al acogerse al proceso de paz y la Jurisdicción Especial para la Paz, obtuvo una segunda oportunidad en garantías y un aporte especial en la verdad, en su proceso de reintegración social, laboral y familiar se acogió a la posibilidad de formar parte de la Unidad de Protección Nacional (antiguo DAS) sirviendo como escolta para los líderes del partido Fuerza Alternativa Revolucionara del Común (FARC-Comunes) convirtiéndose en Miriam Castro, usando nuevamente su nombre real, después de más de treinta años al servicio de la guerrilla.
Actualmente Miriam reside en la ciudad de Bogotá, renovada de pies a cabeza la cual nunca se imaginó el poder vivir de manera medianamente tranquila teniendo hábitos como los de cualquier otro ciudadano en el país. Su trato con la gente es muy normal y no ha tenido inconvenientes en su proceso de reintegración a la sociedad. Ella es muy crítica frente a la situación actual del país y tiene una opinión fuerte frente a lo que sucede día a día en el que otra vez, la violencia se vuelve a tomar el país, pero ella desea que las personas no tengan que vivir lo que ella experimento en sus años como guerrillera. Aunque ella lo recuerda con aprecio frente a las cosas buenas que vivió, siente que es más coherente al tener que tomar una decisión, ya que una decisión la llevo a tener una vida que no deseo, pero que siempre hará parte de ella y le servirá para seguir mejorando como mujer y como persona.
Agradecemos a la señora Miriam Castro que se prestó para esta entrevista. Entendemos la reserva y la poca confianza que tiene frente a los medios de comunicación, pero era importante para ella el poder soltar un poco de su historia y poder compartirla para que pueda ser un ejemplo de lo que no se debe hacer y tener la fortaleza de afrontar las situaciones que la vida nos trae por difíciles que sean.
