Doña Juana, ha sido por más de 30 años una vecina incómoda para las comunidades del sur de Bogotá, especialmente para la ruralidad de Usme y Ciudad Bolívar.
Estos pobladores dicen hoy, no más al basurero, ni a los proyectos mineros en su territorio, ni al transporte público indigno, ni a las altas tarifas de los servicios públicos y en general NO, a un modelo de ciudad que excluye a los habitantes de Sur.
El basurero es tan solo un motivo, “el florero de Llorente” que ha desencadenado una voz de protesta desde este sector de la ciudad, pero que recoge el sentir de miles de pobladores del sur, que no se reconocen en las divisiones administrativas de las localidades, sino que se sienten como hijos de la Cuenca del Tunjuelo, ese rio que significó para los primeros habitantes de este territorio la prueba de la vida y el equilibrio con la naturaleza, pero que hoy no es más que la marca de los grandes proyectos modernizadores de una ciudad que no dialoga con el ciclo natural del agua y que impone los intereses de las grandes corporaciones.
Es por esto que diversas organizaciones y procesos sociales de este sector convocan el próximo 27 de septiembre, al Paro Cívico desde el Sur, para rechazar un proyecto de ciudad construido históricamente y que ha desencadenado múltiples consecuencias ambientales, sociales y de violación de derechos humanos, aumentando las inequidades y desconociendo las comunidades que lo habitan.
Es así como el jueves 21 de septiembre estuvimos conversando en las Voces en Movimiento con Javier Reyes, Integrante del Proceso Popular Asamblea Sur acerca del Paro, las demandas del sur organizado y las búsquedas por la autonomía de los procesos en el territorio.
La organización del paro se coordina desde movimientos sociales que han estado comprometidos con las luchas y los conflictos alrededor de las malas prácticas ambientales, las disputas con multinacionales como Holcim y Cemex y los procesos de urbanización acelerada de las periferias de Bogotá.
Es un llamado a la ciudad por las 7.000 toneladas de basura que a diario, son depositadas en el llamado relleno sanitario y que genera fuertes problemas de salud y de segregación a las familias que allí han vivido, incluso antes de la implementación de Doña Juana.
También es un llamado al país para reafirmar las luchas de los sectores populares, rurales y urbanos, campesinos e indígenas, que históricamente han gestado propuestas en defensa de la vida y que hoy se enuncian desde la autonomía.