Por: Iro Valentina Sánchez Altuzarra
Este es el caso de Nelly Olarte, una de las sobrevivientes de la tragedia del volcán Nevado del Ruiz que hizo erupción y que dejó aproximadamente 25.000 víctimas y familias completamente destruidas, a excepción de Nelly, una mujer de 62 años que vive con el recuerdo vago de lo que describe como el peor día de su vida.
Lo que la lava se llevó.
La familia de Nelly Olarte, Su esposo Nelson Aguas y sus dos hijos Luz y Wilson, en ese entonces eran dos pequeños en busca de diversión en su estrecho pueblo y no tenían más preocupaciones que estudiar y dedicar su tiempo libre a corretear por todo el barrio Santander, frente al hospital de Armero y a escasos metros del cementerio que era donde se encontraba su humilde hogar. Nelly era ama de casa y pasaba sus días al lado de sus dos niños, por otro lado, Nelson, el pilar de la familia, se dedicaba a la venta de sombreros que transportaba desde una fábrica en Pereira y de esta manera alimentaba a su familia. La mamá de Nelson mantenía a flote una colmena donde distribuía legumbres y uno que otro producto de producción agrícola, llevaban una vida bastante tranquila y llena de felicidad y unión familiar, con ganas de salir adelante y de ver crecer a sus hijos hasta convertirse en profesionales. Meses antes de la tragedia, en el pueblo de Armero, ya corría el rumor de una alerta pues se había presentado movimiento en el volcán del Nevado del Ruiz después de 140 años de su por primera vez erupción, sin embargo, tal como lo relata Nelly y otros sobrevivientes, se quedó en rumor nadie lo confirmó e incluso, por parte del alcalde, no recibieron aviso alguno más allá de una posible tormenta con riesgo de inundación, lo que tenía a la gente del pueblo realmente tranquila pues como todos lo expresaban, no había de que preocuparse.
El día de la tragedia
3:00pm, había una oleada de sol penetrante, en realidad un día bastante caluroso y algo turbio, pues se presentó una especie de llovizna sin gotas de agua, en su reemplazo se deslizaban entre las personas cenizas, los habitantes de Armero estaban avisados, por parte del alcalde y el sacerdote del pueblo a una posible tormenta, ya que, recientemente habrían levantado un anuncio de desalojo del pueblo pues el volcán había presentado mas movimiento que el habitual, sin embargo, tal como lo expresa Nelly:
-Ellos pasaron con un par de megáfonos, como haciendo campaña y no querían alarmarnos, no nos dijeron nada del volcán o riesgo de avalancha, solo nos calmaron diciendo que prendiéramos los ventiladores y durmiéramos con pañitos de agua fría en los ojos para que no nos molestara la ceniza.
5:00pm
Las cenizas paran de caer, lo que genera un alivio en el pueblo pues hasta el momento no les habrían dado aviso de una catástrofe. Ya empezaba a oscurecer y las personas comienzan a buscar resguardo en sus hogares, Nelly y sus pequeños como era cotidiano tomaban una ducha antes de ir a la cama y después de la llegada de Nelson y su madre Adela del trabajo, a simple vista todo estaba en orden, un tiempo después Nelly hace una oración, pues aunque se percibía tranquila algo en ella sentía temor por la situación del pueblo.
-Yo recuerdo que ore y le pedí a Dios que protegiera a mi familia y amigos de cualquier mal y que nos tuviera en su gloria y le agradecí por las bendiciones que nos daba a diario, sentí serenidad, pues lo que menos quería era preocupaciones en mi hogar
De esta manera fueron pasando las horas, en el pueblo de Armero, a las 9:15 de la noche como la familia de Nelly, muchas otras ya estaban descansando sin así imaginar que vendría una avalancha tras ellos que borraría del mapa lo que era un pueblo entero.
A escasos minutos de las 11:30pm, Nelly aún seguía sin poder conciliar el sueño, sentada en la sala de su casa en medio de la transmisión de su programa favorito ‘Galería nocturna’, a lo lejos comienza a oír lo que ella describe como sonidos pesados, como si pasaran corridas de toros a esa hora era extraño oír ruidos fuertes por lo que Nelly decide asomarse por la ventana y al ver una ola alta y negra que se avecinaba con mucha fuerza, levanta a su familia y es su esposo quien abre la puerta para ver él mismo qué ocurre, en ese preciso instante la grande ola los arrastra a todos, golpeándolos contra las paredes y alejando a los niños a unos 5 metros de donde estaban en un inicio, en medio de los gritos de las personas, Nelly solo quería ubicar a sus niños y les pidió que lloraran tan fuerte como pudieran que ella los buscaría toda la noche si era necesario.
-Fue un milagro de Dios, él me dejó a mis hijos demasiado cerca, tuve la fortuna que muy pocas madres tuvieron, encontré a mis niños y no me separe de ellos ni un solo instante.
Nelson, el esposo de Nelly quedó atascado en el lodo y sentía como sus pies se quemaban por la lava que recorría sus piernas, pero luchó e intentó salir ya que tendría que buscar a su madre, sin embargo, ella no corrió con la misma suerte, la suegra de Nelly quedó agonizante atravesada por una estaca y solo se oía muy leve su voz pronunciando su dolor y amor a su familia, “yo intente salvarla dijo Nelly”, pero estaba tan oscuro y todos estábamos cubiertos de lava que no logre encontrar a mi suegra.
Al otro día muy temprano llega la Defensa Civil en compañía del cuerpo de bomberos y la Cruz Roja, sacaron personas del lodo ya sin vida e intentan salvar las pocas que quedaban con heridas y molestias
La defensa civil fue en busca de Nelly y les brindó ayuda a ella, a su esposo y a sus hijos, los llevo al cerro donde estuvieran lejos del peligro, pero Nelly no se iba a quedar de brazos cruzados esperando a que el resto de su familia apareciera, en compañía de unas personas de la Defensa Civil emprendió marcha para buscar a sus sobrinos y a su cuñado que vivían a escasas cuadras de su familia, por medio del mismo método que uso con sus hijos, hayó la manera de comunicarse con su sobrino de 4 años y su sobrina de 9, luego de esto la Defensa Civil se lleva a su sobrino diciéndole que le van a brindar ayuda y van a revisarlo y curar sus heridas, le piden a Nelly que lo busque en unos días en Bogotá pues un avión se lo llevaría para allá y reposaría en un centro médico.
Nelly y su familia no esperaron mas tiempo, ese mismo día emprendieron un viaje hasta Guayabal. Donde les prestarían ropa, pues la avalancha les había arrebatado todo lo que traían puesto, se bañaron y salieron directo para Bogotá a buscar a su sobrino en todos los centros de atención hospitalaria que disponía el gobierno para los damnificados de la tragedia, pero no tuvieron éxito alguno, tras días de búsqueda el sobrino de Nelly no pudo ser encontrado y ella y su familia aun guardan la esperanza de volverlo a ver.
-Mi sobrino esta vivo, yo lo vi subir a ese avión de rescate y estaba con vida y todos los días lo bendigo y deseo que donde quiera que esté sea un hombre feliz y con una hermosa familia.
Así como a Nelly a muchas familias les arrebataron la oportunidad de volver a ver a sus hijos, sobrinos o nietos muchos de los niños fueron acogidos por el ICBF y entregados en adopción después de un tiempo, sin embargo, Nelly no pierde la esperanza de algún día volver a ver a quien consideraba como un hijo más.
No hay tiempo para detenerse
Esta familia tuvo que acudir a ayuda psicológica, pues quedaron con un trauma y un vacío enorme por las pérdidas y la tragedia, sin embargo, tras los tropiezos de la vida, hoy recuerdan este hecho con profundo dolor y es un motivo que los impulsa a salir adelante y ver en lo que hoy se han convertido y todo lo que han logrado.
