Por: Cristian Cárdenas y Alejandro Sepúlveda
El descontento con las posesiones femeninas dentro del gabinete del gobierno de Iván Duque no se hizo esperar. Y es que los antecedentes de las nuevas ministras y altas funcionarias del nuevo gobierno no ayudan a mejorar el panorama y la desconfianza de la opinión pública, por el contrario, nos sumerge en la incertidumbre y el enojo al ver, que las entrantes servidoras públicas, no representan ni a las mujeres campesinas, ni a las afro, ni muchos menos a las de sectores medios/bajos, entonces, ¿mujeres para cuáles mujeres?
Para el movimiento feminista ha sido una lucha permanente, lograr la paridad en los escenarios de representación política. Hoy parecería ser una realidad con el gabinete entrante del actual presidente: la mitad de las carteras estarán, por lo menos al arrancar su gobierno, lideradas por mujeres. Ahora el debate es ¿Paridad sin representación? o ¿una representación de qué sectores sociales o de qué intereses?
En los grandes medios se habló desde que se definieron los candidatos a la segunda vuelta presidencial de “la primera mujer vicepresidente en la historia de Colombia”, como si el sexo fuera garantía para equilibrar las brechas históricas entre mujeres y hombres, en un país atravesado por la violencia en todas sus dimensiones, pero especialmente expresadas en los cuerpos y las cargas culturales sobre las mujeres. ¿Pasará algo con respecto a esto con tener una vicepresidenta mujer? O acaso el gabinete de ministras, ¿son mujeres que piensan en beneficio de la mayoría de sus compatriotas?
Tal parece que no. Estas son mujeres muy cercanas a los gremios, las corporaciones, a una gobernanza que beneficia al gran capital. Algunas de ellas con investigaciones por vínculos con el paramilitarismo, corrupción, escándalos de pechugas costosas, pactos incumplidos con las comunidades negras del Cauca, entre otros cuantos sucesos para destacar.
Este capítulo de Voces en Movimiento da cuenta de las reflexiones generadas por el equipo de producción en conversación con Erika Rodríguez, abogada, feminista y consultora de ONU mujeres.
Con ella hablamos de los principales retos de los movimientos feministas en el gobierno entrante, ligados a salvaguardar el tema de tierras del acuerdo final con las FARC, hoy con un déficit de cumplimiento en su totalidad y donde las mujeres rurales juegan un papel fundamental en el avance del campo y la economía agrícola. De otro lado está la necesidad de seguir denunciando la violencia de género y el feminicidio como asuntos de debate público.
Por otro lado, se requiere de un permanente control político, diálogo entre las fuerzas sociales y la institucionalidad y la movilización social, como estrategias para hacer sentir los proyectos de país que se construyen al margen del gobierno de turno y desde las mujeres. Una agenda que requiere interlocución política con la vicepresidenta y el posicionamiento de los debates del presente para los movimientos feministas en el país.