El aborto, una decisión o hecho aprobado como impugnado por nuestra sociedad, trae consigo una cantidad de miradas y puntos de vista, que despiertan el debate desde lo ético, lo biológico, lo moral, lo psicológico, lo social, desde la dignidad humana y las libertades individuales; los derechos de la madre gestante y los derechos del ser humano que se está desarrollando en el vientre materno. El debate va más allá de si es correcto o no, cometer la interrupción voluntaria de un embarazo.
Libertad de las mujeres sobre su cuerpo, vida y decisiones.
Fidel Antonio Morales, médico general, especialista en medicina forense y en salud sexual y reproductiva con 11 años de experiencia en interrupción voluntaria de embarazos, actual coordinador del programa de prevención y atención del embarazo no deseado de Profamilia, habló con UNIMINUTO Radio sobre el tema del aborto desde Profamilia y desde su punto de vista como experto en el tema.
Esta institución privada, cuenta con un servicio de interrupción voluntaria del embarazo, desde que la Corte despenalizó esta práctica en Colombia en tres casos específicos: violación a mujeres, problemas de malformación del bebé o por riesgo de vida de la gestante.
“Las mujeres tienen derecho a no tener un bebé y la decisión de continuar o detener este proceso dependiendo del valor que le asigne a su estado de gestación, pues ellas, tienen el derecho sobre su cuerpo, decisiones y condiciones de vida, el derecho de tener y continuar un embarazo no deseado o por el contrario realizar una interrupción del proceso de gestación.” Afirma Morales.
El sistema de salud de Profamilia, le brinda a las mujeres, la atención necesaria para disminuir la morbilidad maternal y evitar una maternidad forzada o practicar abortos clandestinos. Esta intervención está incluida en el plan de servicios de salud de las EPS, tanto de la interrupción del embarazo, como los métodos de planificación; sin embargo, dependiendo de la forma o técnica que se requiera y según los meses de embarazo, para realizar la interrupción del proceso de gestación, el costo económico varía entre $250.000 a $1.000.000 de pesos.
Aproximadamente el 50% de las mujeres que deciden realizar una interrupción del embarazo, están entre los 20 a 25 años de edad y el otro 50% está dividido entre mujeres con edades menores a los 20 años y mayores a los 25 años, también se registran casos de niñas con embarazos no deseados o producto de violación a los 11 años y mujeres adultas a los 53 años, explica Morales.
La vida, un derecho fundamental olvidado en nuestro tiempo
Cada ser humano trae consigo dones y cualidades excepcionales, pero las mujeres tienen un don especial, el hecho de poder generar y dar vida por medio del proceso de gestación, además de un proceso biológico y la preservación de la especie, es el hecho de traer un ser humano que tendrá la posibilidad de aportar a la sociedad para bien, o no.
Jesús Magaña, Director de Unidos por la Vida, movimiento y plataforma conformada por diversas organizaciones que trabajan en la defensa de la vida humana, hace parte de Provida, el movimiento mundial que defiende la vida en el momento de la concepción hasta su muerte natural, Magaña habló con UNIMINUTO Radio, sobre las acciones directas que están realizando para que el Congreso de la República proteja la vida humana, ya que de manera antijurídica este ente gubernamental declaró que se podía violar la vida humana.
“Dentro de nuestra plataforma existen muchas organizaciones que trabajan para ayudar a la mamá en su proceso de gestación, apoyando y protegiendo dos vidas, la de su bebé y la de ella, orientándolas según su caso, sin discriminar o juzgar a la madre por su embarazo no deseado, sino apoyándola en su proceso, hasta el final” afirma Magaña.
Cada año esta organización realiza una marcha por la vida, que se enfoca en ejercer presión para que el Estado colombiano promueva proyectos de ley e inciativas para que se proteja la vida del más inocente, que es quién está por nacer, que proteja, cuide y promueva la vida de los bebés.
Provida y Unidos por la Vida, buscan vincular de manera más directa a los hombres, para reivindicar el papel fundamental de la paternidad, y el rol que estos juegan, tanto en el hecho de generar vida, como en su responsabilidad de proteger y permitir que este nuevo ser humano se desarrolle en plenitud, así como explica Magaña, no solo la mujeres son quienes están en proceso de embarazo, sino es la unión del hombre y la mujer lo que hace posible una nueva vida, “Estamos esperando un bebé, son los dos quienes están en este proceso de gestación, hombres y mujeres que se están involucrando no solo físicamente sino personal, sentimental y psicológicamente entre sí”
El aborto se volvió un negocio económico
El director de Unidos por la Vida, ratifica que el aborto se volvió un negocio netamente económico que se paga a través del sistema de salud, “en donde el Estado está apoyando con dinero para que se maten vidas, sin restricciones, cobrando alrededor de un millón de pesos por procedimiento, un negocio que estamos pagando todos nosotros, con nuestros aportes a las EPS cotidianamente e indirectamente nos estamos volviendo cómplices de un crimen horrible, matando a una persona totalmente indefensa.
Según estas organizaciones, la sociedad está perdiendo confianza en el futuro, una sociedad que se está autodestruyendo, que a consecuencia del crimen del aborto terminará desapareciendo, como es el caso de Japón, donde el aborto es un método de control natal, produciendo una tasa de crecimiento de población negativa, con una expectativa de vida de 50 años en promedio. En el caso de Colombia como cuenta Magaña, ya se está presentando una caída en la tasa de fecundidad, pasando de 2.2 hijos por mujer fértil, que es el promedio estándar para que se mantenga estable y crezca la demanda poblacional a 1.9, cifras que muestran un decremento en la población.
“En Colombia se están vendiendo más ataúdes que cunas, y con la despenalización del aborto va a seguir creciendo esta tasa desfavorable para el País, por esto se necesita empezar a valorar mucho más la vida, la dignidad de las personas humanas, vinculando la genitalidad con la vida y el amor de entrega total en la pareja”
Jesús Magaña
Carlos Castillo, médico especialista en pediatría, coincide con Magaña, afirma que, el aborto en el fondo, es un problema económico, al convertirse en una forma de “sonsacarle la plata a la gente”, sin pensar en todas las consecuencias que le genera a la comunidad. Se habla de la liberación femenina, que las mujeres tienen derechos sobre su cuerpo, para no dar vida, pero sí tienen derecho sobre su cuerpo, pero no el derecho de decidir sobre la vida de otra persona, pues el hijo no es parte de su cuerpo, es otro organismo, otra vida.
El mismo derecho que la mujer posee sobre ese hijo, que quiere o no, lo tiene el padre biológico, muchas veces no consultado sobre la intención de acabar con la vida del bebé, que también es de él.
No es un feto, es un bebé, un niño, una vida
Con estos términos Carlos Castillo, médico especialista en pediatría, con 36 años de experiencia, quien trabaja con la Clínica del Country y con la Corporación Síndrome de Down, piensa que no se debe hablar de un feto porque es un niño, “una vida que comienza a desarrollarse en el momento en que 23 cromosomas paternos se unen a los 23 cromosomas del óvulo materno, en ese instante forman una célula humana, una vida humana”
Hay que definir términos, es una vida y cualquier cosa que se haga contra una vida humana ya es un homicidio.
“Desde el momento mismo de la concepción hay una vida humana hasta el finalizar o terminar la vida del ser humano, ya sea al instante de la concepción de vida, o los dos, cuatro o cinco meses, o un año o cinco, del ser humano”
Carlos Castillo
El pediatra piensa que, desafortunadamente las personas que quieren abortar, le piden ayuda a su pareja, a sus papás, amigas o demás personas cercanas y ellos, no son idóneos para aconsejar sobre este tema tan delicado, pues les sugieren salir de ese “problema” como muchos lo llaman, situación en la que está en juego una vida humana, en donde estas mujeres prefieren eliminar a su bebé, pensando que con esta acción van a quitar los problemas que se le presentaron y esto es mentira, porque se hace más compleja la situación.
En términos físicos y emocionales también suelen quedar secuelas luego de realizar esta práctica, Castillo afirmó, “luego de haber acabado con la vida de una persona en su vientre y hacer como si nada, empiezan los sentimientos de culpa, que aunque se espera que no sucedan, quedan por mucho tiempo o en el mejor de los casos para siempre¨, argumentó el médico.
“No es justo con una mujer, proponer que mate a su hijo y condenarla de por vida a que lleve y cargue con un sentimiento de culpa toda su existencia de forma terrible”.
Carlos Castillo
Desafortunadamente, la educación sexual que se imparte en la actualidad en los colegios y en las familias no es suficiente o es nula, al respecto, Castillo aseguró, “(la educación sexual) es muy deficiente porque no solamente los profesores no recibieron una educación sexual adecuada, impidiendo transmitir está a sus estudiantes, los padres tampoco tienen vínculo o educación en la sexualidad, ya que antes, este tema era un tabú o un mito en los hogares, generando la ignorancia completa, tanto de su cuerpo como de lo que se está haciendo”.
¿Existen consecuencias tras un aborto?
El aborto, una problemática que se necesita resolver, en especial un problema generado por las bases familiares, según Nelly Rincón Galvis, psicóloga social, quien trabaja en la Fundación Hombres y Mujeres del Futuro del Minuto de Dios, explica que, “la sociedad se ha vuelto muy permisiva frente a este tema, diciendo que es algo natural, que ahora se ve como algo normal, pero realmente no es algo normal, ni natural, por el contrario, todo es antinatural y muy anormal”.
En la actualidad se ha perdido el valor de la vida cuenta Rincón, “las consecuencias psicológicas por abortar son muy fuertes, aunque la sociedad de ahora no lo quiera aceptar, bien sea por realizar un aborto provocado o espontáneo, desde la parte moral, religiosa o espiritual se sabe que realizar este hecho va en contra de la vida.”
No solo se afecta la dimensión psicológica de la persona en este proceso, también se afecta el cuerpo, que se resiente de forma terrible por las técnicas que se utilizan. Para Nelly Rincón, “lamentablemente, no son tantas las niñas o mujeres que acuden a la Fundación para una consulta o tratamiento psicológico después de haber abortado, pero quienes van a recibir esta ayuda, son mujeres que sienten culpa o rabia contra las personas que las incitaron u obligaron a realizar un aborto, muchas veces, el compañero sentimental o los padres”, afirma la psicóloga social.
Por lo general las mujeres que buscan ayuda en la fundación, demuestran arrepentimiento y se generan las tortuosas preguntas de por qué lo hice y por qué no decidí salir a delante con mi bebé; pero en otros casos, aunque el sentimiento es similar y el proceso psicológico es duro de afrontar y asumir, por otra parte, están aquellas mujeres que no se arrepienten de su decisión, porque tener un hijo para ellas es un acto de convicción para el cuál se debe estar preparado, más no obligado, como es el caso de esta mujer, de quien no se dará el nombre, pero sus letras hablarán por ella.”
¿Qué ocurre después de la pérdida de un bebe?
Los abortos o en términos médicos la interrupción del embarazo, muchas veces no es voluntaria, en muchos casos la pérdida del bebé, se produce por problemas biológicos y físicos, o en otros casos las parejas presentan una infertilidad, de tipo biológica como nos cuenta Álvaro Monterrosa, médico especializado en el manejo de la reproducción y la atención de la infertilidad.
La desilusión y desesperanza, son sentimientos que presentan las parejas que tiene problemas de infertilidad de primer o segundo grado. Debido a la frustración de no poder tener un bebé, necesitan tratamiento o manejo psicológico porque son situaciones de desesperanza, de frustración, de angustia, de ira, de millones de médicos visitados, sin obtener ningún resultado a favor, nos cuenta el Dr. Monterrosa.
Este es el caso de esta pareja que prefiere reservar su nombre, quienes después de un año de matrimonio, decidieron tener un bebé, pero a las seis semanas de gestación lo perdieron por una hemorragia interna, aunque fue un proceso muy duro, el apoyo del esposo fue fundamental en la superación de este proceso.
Para su esposo, la pérdida de su primer hijo “Fue un proceso muy triste, al no poder tener nuestro bebé, ya que es una ilusión muy grande un motivo de esperanza, de orgullo, una razón de vida.”
¿Por qué NO abortar?
Hoy en día y a nivel global, se está haciendo muy notable la bandera en pro del aborto, como una forma equivocada de planificación o como una forma de validar equívocamente acciones sociales y familiares, por tanto, lo primero que se necesita, es reforzar el centro de la familia, el nivel educativo tanto primario como secundario, para que persistan a lo largo de toda la vida, incluso en los ámbitos universitarios, debería existir una estrategia para solidificar esta postura, afirma Monterrosa.
“Una sexualidad responsable, incluye la vida sexual de la persona y la vida emocional. La sexualidad es un todo, se habla de tener sexo, pero no, es un término mal usado porque el sexo es femenino o masculino, la genitalidad es la unión del contacto de los genitales de dos personas, la sexualidad es un todo que incluye la parte emocional, física y espiritual.
Para tener una sexualidad responsable se necesita saber y tener presente todo el conocimiento de las sensaciones y de las consecuencias de lo que esto implica, esto es algo que no se aprende por ósmosis, que se debe estudiar, comnetarlo con los hijos y en familia para educarlos en estos sentidos
“Una sexualidad responsable, nace de quererse y amarse a sí mismo, y también incide mucho la vida cultural y familiar, especialmente porque las raíces de dónde venimos, los problemas que hemos vivido, las pautas de crianza de los padres, orientan a los niños en esta área de la sexualidad, desde el ejemplo de los mismos padres en adelante, se marcan las pautas de vida de la persona, de esta forma se podría evitar el aborto” afirma Nelly Rincón, psicologa social.
“En la actualidad se está generando esta mentalidad de aborto y de muerte, una mentalidad utilitarista, en donde, yo solamente vivo aquello que me genera utilidad, lo que no me sirve lo desecho, una sociedad que descarta los que no es útil”.
Jesús Magaña
Se necesita empezar a valorar mucho más la dignidad de la persona, no se discrimina, ni se juzga, lo que tratan es de ayudar a la mujer a salir adelante y a superar todo este proceso de gestación y no motivándola a terminar voluntariamente con la vida.” Afirmó Jesús Magaña.
Cada año mueren 40.000 mujeres a consecuencia de abortos clandestinos y autorizados, aunque exista la posibilidad de un aborto legal y seguro, muchas vidas se están perdiendo, lo mejor es evitar tener el aborto como una alternativa y eso solo se logra mediante acceso a métodos anticonceptivos oportunos, en cualquier edad que se inicie una vida sexual, explica Fidel Antonio Morales, Coordinador del Programa de Prevención y Atención del Embarazo No deseado de Profamilia.
Finalmente, todos estos expertos en el tema, se unen en la opinión que, tener un tipo de religión, fe o creencia, según su devoción, ayuda en la guía espiritual y en la toma de decisiones de gran magnitud, como es decidir por la vida de otro ser humano.
El Papa Francisco invita a todas las personas a que “La vida siempre debe ser tutelada y amada desde la concepción a su fin natural, por tanto, se debe defender a la familia y a las personas, de la producción planificada y racional de seres humanos y a quienes consideran que el aborto es lógico y legítimo. Abortar es como contratar a un sicario para salir de un problema.”
“Hay que trabajar y enfatizar en reforzar el amor propio y la autoestima, ya que, si una persona no tiene amor propio, va a pensar que abortar va ser por su bien, sin considerar que lo mejor para ella no es matar a su hijo, porque este hecho no es lo mejor para ninguno de los dos”.
Jesús Magaña
“Los seres humanos, no somos los dueños de la vida para decidir acabar o no con otra vida.”
Álvaro Monterrosa
Fuentes:
